Mario Gomez «Las Palabras Devueltas» Celebración Aniversario N° 27 Septiembre 2012.-

No es fácil a estas alturas definir que es el arte para mí. Trato de recorrer mi historia en las obras que he ido construyendo  y aun así no logro entender qué me ha impulsado realmente a entregar gran parte de mi vida y de mis capacidades a esta disciplina. En muchas de ellas ni siquiera logro situarme ni sentirme como observador de algo propio.

Entendido de esta manera, puede ser que simplemente me tocó venir a este mundo, como a muchos otros, con una carga creativa que irremediablemente lucha por manifestarse una y otra vez pretendiendo vaciarse cada vez que abrimos esta llave interna que presiona y presiona sutil pero incesante.

Hay sí, elementos que logro identificar y reconocer como de mi propio ser y pensar. No es casualidad sino causalidad la presencia insistente del ser humano en su condición más desprovista de accesorios inútiles que lo distraigan de su propia naturaleza divina  (por ser hijos de Dios) pero a la vez humana por ser creaturas corpóreas con marcas y sellos muy definidos. Persiste obsesivamente la sensación de un andar de paso, lo que a su vez  me lleva a situar al hombre, generalmente muy desvinculado de su entorno inmediato, como en una espera silenciosa de un permanente retorno de los objetos y sus historias, como presintiendo el fin de los acontecimientos que muchas veces ni siquiera han comenzado.

Otro elemento que logro identificar como importante dentro de mi obra es la idea del Hombre/Mujer  dueños de sí mismos pero insertos en un espacio que sin serle ajeno se desproporciona paradojalmente a favor de los objetos y el paisaje en que ellos se encuentran, fijando de manera insistente y enfática una serie de patrones y referentes espaciales de tamaños y distancias pero que inexorablemente convergen en una idea final que habla del ser humano que aún por mínima que sea su presencia material es siempre el principio y fin de este llamado paisaje creativo.

Como todo artista soy un gran inconformista. Si a esto le sumo el hecho de encontrar que mucho de lo que me rodea es mejor y más acabado que mi trabajo, no da un panorama muy alentador. Pero lo que logra rescatarme de esta especie de nube negra es precisamente el observador, el crítico visceral, mi gente e incluso mis detractores, quienes me sostienen y me animan a perseverar en esta búsqueda inagotable de mi propia identidad.     …Gracias a todos ellos…

 

Noviembre 2012                                                                                                     Mario Gómez