Noviembre 2017. Ricardo Yrarrázaval 32° Aniversario

 

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«Carmen Azócar y el orgullo de celebrar 32 años junto al arte

En esta misma fecha, pero del año pasado, Carmen Azócar tenía ya comprometida la muestra del artista plástico, Ricardo Yrarrázaval, en el espacio que dirige hace 32 años en nuestra ciudad, la galería El Caballo Verde.

«Personalmente, creo que hoy Ricardo es el pintor vivo más destacado y relevante del país», explica la galerista sobre el artista capitalino nacido en 1931.

Precisamente, quien hoy expone 9 obras en pastel graso y seco, centradas en lo humano, figuración y proyección, llega por tercera vez en estos 32 años al espacio ubicado en Caupolicán 321.

La primera fue la apertura de la galería, en 1985, luego en el marco de los 8 años y en esta ocasión, donde su trabajo se mantendrá abierto al público hasta los primeros días de diciembre.

«Sinceramente me siento muy feliz de contar con él ahora, incluso, lo más probable es que la extendamos una semana más, pues me gusta que también venga la mayor cantidad de gente posible de los alrededores de Concepción», apuntó Azócar.

ESTAMOS VIVOS

Yrarrázaval ocupa un lugar importante en la plástica chilena, manteniéndose siempre al día en cuanto a búsquedas de forma y fondo, riesgos que en sus apuestas resultan de una interesante belleza. Ésta se proyecta hasta con cierta factura distópica, en este caso, fundado en ese cuerpo humano de ciencia ficción sin rostro ni identidad. Se trata de un tiempo que no avanza, como si se mantuviera suspendido en el vacío.

Lo anterior es lo que parece evidenciar en dos conceptos muy presentes en la sociedad contemporánea: la incomunicación -considerando toda la tecnología a su favor- y el anonimato.

«Todo es atracción y fuerza, descanso y movimiento, peso y niebla que a veces un trazo gestual, una incisión, un color, un guiño cómplice, interrumpen como un llamado de atención para que no olvidemos que estamos vivos», apunta Tulio Mendoza, en el catálogo del artista que acompaña la exhibición del artista de 86 años.

Esa vitalidad la mantiene Yrarrázaval en trabajos presentes, a través de lo que podemos plantear como riesgos plásticos, detalles que resultan de una exquisita estética en sus detalles.

«Efectivamente, trabaja en torno a la figura humana y su entorno, sintiendo que en su historia hay un interés por liberarse y sentirse más libre en su actuar con la pintura», señala Santiago Figueroa Yrarrázaval, nieto, y quien dirige los montajes de su abuelo.

– Siento que quiso ser un poco más libre en esta exposición, aunque él se caracteriza por ser muy prolijo en su trabajo, y es evidente que en términos técnicos es así.

UNA BELLA PERSONA

Más allá de los logros plásticos del expositor en el Caballo Verde por estos días, Carmen Azócar destaca también la persona, el ser humano detrás del creador, cuya carrera se inicia en la primera mitad de los años 50. La época de sus primeras residencias y especialidades en el extranjero (entre Europa y Latinoamérica).

«Siempre se ha caracterizado por ser muy respetuoso y un artista silencioso. Es de esas personas frente a la cuales tú sabes que te está hablando con la verdad», comenta Carmen Azócar, recordando como si fuera reciente cuando lo tuvo exponiendo en la primera exposición de la galería. «Vino con Nemesio Antúnez, Mario Carreño y Gracia Barros», apuntó la encargada con residencia penquista desde 1960.

– Así es, por eso siempre me he preocupado de traer lo mejor y más relevante a esta ciudad a la que quiero profundamente (Carmen Azócar es de cuna santiaguina casada con un penquista).

En ese sentido, es el nieto quien confirma que el artista siempre ha mostrar un gran interés por exponer en ciudades fuera de Santiago. Por ello, explica, su trabajo ha recorrido Viña del Mar, Puerto Varas o Chiloé, entre otros lugares. «Siempre ha sido su interés, y cree que es súper importante y relevante hacerlo», resume Figueroa sobre su abuelo, quien tampoco tuvo una educación formal en el área, siendo autodidacta.

«Aprendió solo y me parece que su trabajo es extraordinario», enfatiza Azócar, palabras que son aún mejor complementadas por el nieto de Yrarrázaval. «Además, siempre está al día, ahora está trabajando en el computador con grabados», expresa, evidenciando de ese modo lo convencido que está en torno a lo que hace. «Y le encanta», cuenta Figueroa. «Es un honor celebrar estos 32 años con él», finaliza la galerista.»